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Consumo y producción sostenible, un gran paso para el cambio

“La peor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que alguien lo salvará”

(Robert Swan)


Si la población mundial llegase a alcanzar los 9600 millones de personas en 2050, como está proyectado, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas tierra para mantener el estilo de vida actual.

El consumo de recursos naturales sigue aumentando y con ello va disminuyendo la fertilidad del suelo, se extiende el uso insostenible del agua, la sobrepesca y la degradación del medio marino. La contaminación del aire, el agua y el suelo están disminuyendo la capacidad de la tierra para suministrar alimentos.

Para conseguir un desarrollo sostenible tanto económico como social , es urgente reducir nuestra huella ecológica, mediante un cambio en los métodos de producción y consumo de bienes y recursos.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

El 25 de septiembre de 2015 en Nueva York, los líderes mundiales se comprometieron a cumplir 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Estos objetivos denominados como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un plan para conseguir un futuro sostenible.
El objetivo 12 plantea garantizar modalidades de consumo y producción sostenible, para fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales.

Alternativas reales

Nuestro continente es privilegiado en términos de recursos naturales y cada vez existe más conciencia y alternativas para abordar estas problemáticas. Solo el área de agricultura orgánica en América Latina y el Caribe ha aumentado en más del 70 por ciento desde el año 2000 (casi 3 millones de hectáreas) y 13  por ciento de las tierras agrícolas orgánicas del mundo se encuentra en la región. (FIBL & IFOAM en su informe  “The World of Organic Agriculture, 2017).

Pero no solo lo orgánico es sostenible; los productos caseros, ecológicos, naturales, de traspatio, de rancho, de granja, tradicionales, artesanales, solidarios, de comercio justo, entre otros, son algunas de las formas de producción que se proponen como alternativas para que tengamos una relación más armónica con el planeta y con los seres que lo habitamos.

Estas propuestas vienen de agricultores, artesanos, y emprendedores que implementan técnicas de cultivo y producción que generan menos impacto en los ecosistemas naturales. Son personas entusiastas, creativas, dinámicas e informadas, motivadas por innovar y por participar en la búsqueda de soluciones a los problemas de nuestro entorno.

Incorporan materiales reciclados para crear productos de uso cotidiano, utilizan pinturas ecológicas para sus obras, emplean empaques ecológicos y han incursionado en técnicas de cultivo sostenible como la permacultura, hidroponía o la aeroponía, o técnicas tradicionales de pastoreo racional y de traspatio.

Además de mejorar nuestra relación con el medio ambiente, las alternativas de este tipo se basan en sistemas locales que promueven relaciones sociales más justas, rescatan técnicas tradicionales y generan impactos positivos en la salud y la seguridad alimentaria, en términos de nutrición, inocuidad, trazabilidad.

Nuestro rol como consumidores

La relación entre estas propuestas y nuestro consumo cotidiano nos hace parte  de una comunidad creciente que se preocupa por conocer el origen de las cosas que usamos día a día, que apoya la economía local y se preocupa por tener un conocimiento más profundo sobre los procesos de producción, sabiendo que con el mismo acto de la compra, está ayudando a la mejora del medio ambiente.

Por otra parte, el reconocimiento y la interacción entre productores y consumidores incide en la reducción del precio final de los bienes que adquirimos, a partir de posibilidades de reducción de intermediarios y de transparencia en la cobertura de costos de producción, comercialización y distribución.  Para el productor local, la capacidad de decidir directamente sobre el precio le garantiza la oportunidad de obtener una remuneración más justa por sus productos.

Esto nos lleva a tener un consumo responsable y sostenible, considerando el impacto ambiental de los productos que compramos, valorando los procesos de producción, transporte, distribución, consumo y residuos de los productos.

Cuidar el planeta es responsabilidad de todos.  Te animamos a que practiques un consumo más consciente, apoyando a los productores locales y a los pequeños emprendimientos sustentables. No solo evitarás riesgos innecesarios y obtendrás una mayor seguridad y calidad de lo que consumes, sino que además estarás colaborando con el medio ambiente, el beneficio y la riqueza de tu entorno.  

Al consumir responsablemente haces algo real y concreto: apoyas a pequeños productores, no contaminas y  cuidas tu salud ¡Grandes pasos para el cambio!

Para profundizar:

International, F. &.-O. (2017). The World of Organic Agriculture, Statistics & Emerging trends 2017. Alemania: Biofach.

ONU, Objetivos de desarrollo sostenible . (2019). https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

Trujillo A. y Vera, J. 2011. El consumo verde en México: Conocimiento, actitud y comportamiento. México: ANFECA.

Larios-Gómez, E., Hernández, G. y Hernández, E. 2016. Comportamiento de Consumo y Marketing Sustentable en México. COMARK – UNIMEP, 4(2), pp. 18-37.

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